Había una vez una tarántula
que vivía en la selva tropical. Un día muy especial nadie jugaba con ella
porque era muy grande, y además las pequeñas tarántulas hicieron una fiesta y
no la dejaron entrar.
La tarántula estaba muy, muy
triste y las pequeñitas, al verla tan triste, cogieron fruta tropical de su
fiesta, se la dieron y todas se pusieron muy contentas bailando toda la tarde.
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