Érase un pequeño monstruo azul que tenía miedo a la niña que vivía en esa casa y siempre estaba escondido debajo de la cama. Entonces la niña le tendió su mano y le dijo que no tuviera miedo, que todos éramos diferentes y aún así podían ser grandes amigos.
A partir de ese día jugaron juntos y fueron felices.
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